

En las primeras horas del lunes, un potente terremoto de magnitud 7.7 sacudió sin previo aviso la zona cercana a la frontera entre China y Myanmar. El sismo, poco profundo —con epicentro a solo 10 km de profundidad—, provocó fuertes temblores en el sur de China, el norte de Tailandia y partes de Myanmar.
Las ciudades despertaron con pánico mientras los edificios se derrumbaban y los residentes, descalzos y aterrados, huían a las calles. Los primeros reportes confirman decenas de fallecidos, cientos de heridos y muchos más atrapados bajo los escombros. Ciudades tailandesas como Chiang Rai y Chiang Mai fueron evacuadas masivamente al sentirse el temblor a gran distancia del epicentro.

Los equipos de rescate luchan contra carreteras dañadas, apagones y redes de comunicación colapsadas para brindar ayuda urgente. La magnitud del desastre crece y se intensifican los pedidos de ayuda internacional. Las próximas horas serán clave para salvar vidas.
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